Hospital Henry Valencia Orozco E. S. E Versalles Valle -

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HISTORIA

RESEÑA HISTORICA DE LA EMPRESA SOCIAL DEL ESTADO HOSPITAL SAN NICOLÁS

Ha tenido dos etapas importantes. El 1 de Noviembre de 1953 fue inaugurado solemnemente el HOSPITAL SAN NICOLÁS, denominado así en honor y recuerdo de Fray Nicolás Nieto, sacerdote de la comunidad franciscana, que tantos y tan invaluables servicios le prestó al municipio.
Esta obra de progreso se logró en su mayor parte merced al entusiasmo del pro entonces Senador de la República José Ignacio Giraldo, dilecto hijo de Versalles, quien primero como Diputado a la Asamblea del Valle y después como representante a la Cámara, gestionó la adquisición de los terrenos y la apropiación de dineros que hicieron posible la terminación de la obra.

La inauguración se efectuó con la presencia entre otras personas del Señor Secretario de Salud Pública del Departamento del Valle, doctor Julio Caicedo Lozano, del doctor Ramiro Guerrero director del Hospital San Juan de Dios de la ciudad de Cali, del Presbítero Nieto, de don José Ignacio Giraldo, del doctor Guillermo Mejía Ángel, abogado, quien ejerció el cargo de Secretario de Hacienda del Departamento del Caldas y de las autoridades civiles y eclesiásticas de Versalles.

Este Hospital prestó sus servicios normalmente durante algún tiempo, destacándose la labor abnegada de médicos, enfermeras y religiosas que cumplieron sus funciones con positivo entusiasmo.
Lamentablemente, por causas no muy claramente establecidas; quizás por la mala calidad de los materiales empleados en la construcción o porque éstos no eran los apropiados para un clima húmedo como lo es el de Versalles, la estructura física se deterioró a tal grado que hubo necesidad de demolerla totalmente.

Luego vino la segunda etapa. La beneficencia del Valle se hizo cargo de la obra y merced a los recursos económicos destinados por esta entidad, hoy cuenta Versalles con uno de los más hermosos y funcionales hospitales de nuestro Departamento. Pero hay que destacar la desvelada actividad desplegada en esta etapa por el médico Doctor Henry Valencia Orozco, exdirector del Hospital; Porque durante su gerencia se dedico por completo a la obra del nuevo hospital, reclamando auxilios, controlando los trabajos , organizando los servicios y luchando siempre por el funcionamiento de esta casa de la salud. El nuevo hospital fue inaugurado en el año de 1983; Cuenta con servicios de urgencias, hospitalización, maternidad, sala de pequeña cirugía, consulta externa y sala de recuperación, cada una de ellas adecuadamente equipada. Dispone así mismo de un moderno laboratorio clínico y adelanta en toda la población estrategias de promoción de la salud y prevención de la enfermedad.

PRIMEROS SERVICIOS MEDICOS

Antes de que se establecieran médicos graduados en el municipio y se regularizaran los servicios de asistencia social, actuaron como tales, personas con conocimientos empíricos, unos llamados yerbateros y otros mediquillos, que pretendían aliviar y a veces lo hacían de verdad, los males y dolores de la comunidad campesina.

Doña Serafina Espinal una anciana campesina de el Tambo, formulaba tisanas y bebedizos de aguas con base en plantas de la región y emplastos de yerbas, caraña, manteca de oso, de gurre, etc. Don Cáliz Aristizábal formulaba lo mismo que doña Serafina, pero usaba otras yerbas especiales. Después de éstos llegó don Enrique Wagner, hijo de alemanes, quien poseía conocimientos más avanzados y científicos en medicina, pero no era titulado. Su hijo Enrique Wagner Alzate, orientado hábilmente por su padre también formulaba droga blanca y patentada, atendía partos y en ocasiones hacía de médico legal pues practicaba exámenes ordenados para procesos penales, como reconocimiento de lesionados, violación de mujeres, etc., y practicaba necropsias, ordenadas también por las autoridades de investigación.


Después llegaron muchos otros, que hacían sus incursiones semanales, especialmente los días de mercado. El “doctor” Faunier Rumier Denidier, un señor un poco raro, - que calzaba botas altas o polainas, como esas que utilizaban los exploradores del África, cuya característica especial era que tenía toda la dentadura, tanto la inferior como la superior forrada en oro. Después vino Carlos Eusse S., de Medellín, una persona simpática, muy buen lector, especializado en mitología y literatura. El doctor José Gregorio Tomee, médico español, que tenía tipo de torero, muy atento y cuidadoso, buen conversador, visitaba a Versalles todas las semanas y vivía en Cartago o Ansermanuevo.

Cuando llegó una Comisión de Higiene, enviada por el Gobierno Departamental para prestar servicios temporales de todo tipo en la región, pero que permaneció más de dos años, vino con ella en calidad de Director-Jefe el médico Hernán Rebolledo y como odontólogo el doctor Eduardo Cadavid, quienes estaban asesorados por un grupo de laboratorista y enfermeros, que prestaron excelentes servicios a la comunidad. Era gente alegre, extrovertida que pronto se integró socialmente al tranquilo y sosegado vivir de la comarca.

Don Abel Arias y don José Dolores Tobón, ayudantes de farmacia, que seguramente aprendieron el oficio mientras barrían las droguerías de sus patronos, formulaban droga patentada y eran consultados con frecuencia por la gente, pues evidentemente acertaban en muchas ocasiones y aliviaban el dolor de sus pacientes. Formulaban toda clase de medicamentos, examinaban enfermos, atendían partos, trataban luxaciones, curaban las heridas y en general hacían de médicos del pueblo. Hay una tendencia general del pueblo colombiano a formular remedios a todo aquel que dice esta enfermo. Es común, por ejemplo, oír cómo alguien cuando se le habla de un dolor estomacal para citar un caso, inmediatamente expresa: “tómese una debida de manzanilla, o de apio”. Si se trata de una tos, le dicen: “tome Jarabe de sábila, que es mejor”. Al extenderse esta costumbre todos resultan ser médicos, y obvio, los que trabajan en farmacias, encuentran el terreno apropiado para sus incursiones en la ciencia de Hipócrates, Galeno o Esculapio.

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